Con
motivo del auge de ciertos movimientos de corte nacionalista
en todo Occidente, a destacar Trump en los Estado Unidos como su principal representante,
he sido testigo de como desde el área patriótica española llueven las críticas
no solo a este personaje, sino a otros del mismo estilo pero que actúan en
Europa por ejemplo Le Pen en Francia, Hofer en Austria, Wilders en Holanda,…
La crítica, que en sí no
es algo negativo, me parece que en ciertos casos resulta un tanto carente de
profundidad y sentido. Básicamente, el rechazo por parte de gran parte de los
sectores nacionalistas más radicales en España viene dado por dos ideas: Una,
que estos partidos son disidencia
controlada y que secuestrarán la Revolución.
Creo que, al estar
centrada mi página en el tema migratorio principalmente, conviene que de mi
opinión al respecto de estos partidos en tanto que uno de sus principales
planteamientos es el rechazo a la inmigración especialmente la musulmana.
Adelanto, por si alguno
desea cerrar la página en este mismo momento, que veo a estos partidos como algo positivo y
entiendo además que tendrán un papel histórico beneficioso. Es por ello que a
lo largo de este texto trataré de desmontar las dos ideas anteriormente
mencionadas: Disidencia controlada y secuestro de la revolución. Ambas
aborrecibles y que empujan a la inacción.
La base de este error de
concepción viene dado primero por la incomprensión de la importancia del voto y
segundo por no entender el papel que estos partidos identitarios tienen y tendrán en un futuro.
El
voto
La importancia del voto
dentro del patriotismo español está claramente sobredimensionado, muchas veces
considerado clave cuando en realidad no es más que algo ínfimo y sin
importancia. Un mero instrumento y sin lugar a dudas, no el más importante. Ni
Europa ni España se salvará metiendo un papel en una urna de cartón, eso debe
quedar claro desde el minuto uno.
La auténtica labor de un
los autodenominados patriotas debe ser el activismo, siendo el voto un
complemento a éste y no al revés.
El
papel de los partidos identitarios
Como ya he comentado
tampoco se entiende ni el valor ni el potencial papel de los partidos
identitarios. Su único papel, a ojos de los nacionalistas más radicales, no
debe ser más que el de barrer las estructuras de la Globalización. No serán más
que un tránsito, una transición y no un fin en sí mismos. Para entenderlo
mejor, deben ser vistos como el punto de salida en una carrera, no la meta;
como los cimientos de una nueva Europa, no como el tejado una vez ya completada
el resto de la estructura.
Conviene, sin embargo,
profundizar en esta idea de cara a dejar claramente establecido que se puede
esperar de estos partidos en el más optimista de los casos. Para ello, lo
explicaré utilizando uno de los planteamientos marxistas básicos: Estructura y
superestructura. Siendo la estructura el sistema económico y la superestructura,
sostenida sobre la anterior, la política y la cultura.
Aplicando este principio a
nuestra situación tenemos la estructura, es decir, la economía capitalista en
su fase global, la Globalización en sus aspectos puramente económicos.
Sostenida sobre esta
estructura estrictamente económica, la superestructura ideológica y cultural de
nuestro tiempo: El neoliberalismo como modelo político y el pensamiento
posmoderno como base ideológica y cultural.
Pues bien, la eliminación
del actual sistema económico global (Estructura) supondría la caída de todo el
sistema neo-liberal a escala mundo junto con el pensamiento posmoderno
(Superestructura) Esta operación es lo que principalmente se puede lograr a
través de los partidos identitarios.
En economía plantean la recuperación del control sobre la economía, a
través de la reaparición de los aranceles, el control de la moneda, la
reconstrucción de una industria pública,… En definitiva, la recuperación de una
economía de corte nacional (Si bien es cierto que aún dentro del liberalismo)
Estas políticas supondrían la caída de uno de los grandes pilares de la
Globalización: La Unión Europea.
En política, supondría el regreso de los estados-nación, con todo lo
que ello implica: Autonomía de poderes exteriores, capacidad de maniobra desde
el Estado,… A este respecto también podría incluirse la recuperación de las
fronteras como algo real, no meramente ficticio como son hoy.
Muy conectado con lo
político, podríamos señalar lo militar,
y es que la Globalización, o más bien los que la manejan, también tiene su
ramificación marcial: La OTAN, un auténtico ejército internacional que ha sido
desde el final de la Guerra Fría el castigo para todo pueblo que haya tratado
de ir por su cuenta al margen de lo que dictasen los poderes financieros, véase
Siria, Libia y otros ejemplos por todos conocidos.
La eliminación de esta ‘’Alianza’’
también supondría que los ejércitos volverían a ser operativos y útiles, ya que
hoy por hoy, y más en el caso español, los ejércitos miembros no cumplen su
principal función: La defensa de la nación a la cual representan.
En lo social, los identitarios supondrían la recuperación del orden. Bien
es sabido que actualmente las situaciones que se viven en ciudades europeas
milenarias como París o Bruselas son totalmente insostenibles.
Muy relacionado con lo
social, podemos señalar la inmigración,
la cual será reducida enormemente lo que, sin embargo, no supondrá el fin del
avance de la Sustitución racial ya que seguirán existiendo enormes bolsas de
inmigración. Este tema lo he desarrollado ya ampliamente en este otro artículo:
http://gransustitucion.blogspot.com.es/2016/09/10-partidos-identitarios-la-salvacion.html
Finalmente, mencionar
también la ideología y la cultura,
la cual hoy por hoy está sostenida básicamente por la Globalización con
principios tales como el cosmopolitismo o la idea de ser ciudadano del mundo. La caída de este discurso junto con el triunfo
de opciones políticas nacionalistas, permitiría, a corto-medio plazo, la
normalización de otro discurso más radical: El nuestro. De ésto ya estamos
siendo testigos hoy en tanto que ideas que hasta hace bien poco eran
considerables intolerables, tales como la prioridad de los nacionales o las críticas
a la inmigración masiva, son ya debatidas a nivel popular. Esto no quiere decir
que no quede aún muchísimo camino por recorrer.
Para mí, esto es todo lo
que se puede esperar de los llamados partidos de extrema derecha europeos.
Puede que hay más, pero estos son los puntos básicos. La conclusión es clara:
Pueden disolver la Globalización.
Ningún patriota, ni
español ni de otra zona de Europa, ve la disolución de la Unión Europea o el
control de la inmigración como algo negativo. ¿De dónde viene entonces el rechazo tan generalizado a los identitarios?
La crítica, como ya he
adelantado, se basa en la idea del secuestro
de la revolución. ¿En qué consiste?
Pongamos el ejemplo de la
nación vecina: Francia. En un hipotético futuro con Le Pen en el Elíseo, una
revolución patriota será imposible ya que con simplemente el restablecimiento
del orden en las calles, una gran parte de la población francesa quedará
satisfecha y por tanto, jamás se levantarán para derrumbar el sistema
existente.
De esta idea, se entiende
que los nacionalistas más radicales, esperan, como quien espera a un Mesías, el
derrumbe del sistema capitalista global por su propio peso para desde las
ruinas, construir un estado nacional, social y revolucionario.
Esperar tal cosa puede
señalarse claramente como un suicidio aceptado, más si cabe ante la situación
demográfica que vive Europa. Si de algo carece nuestra civilización es de
tiempo, y por ende, no debemos tener fe en un colapso como éste. Prueba de ello
es como gran parte del movimiento nacional en España, consideró que la crisis
del 2008 despertaría al español medio de la ensoñación provocada por el bienestar
a partir del ladrillo. Hoy por hoy,
podemos considerarnos aún el pueblo más dormido y más progre de toda Europa
junto con Suecia.
Los identitarios, como ya
he desgranado, pueden hacer caer la Globalización y aun así permanecemos a la
espera de un colapso a escala mundo que jamás va a llegar o si lo hace, no a
tiempo.
Del mismo modo esta idea
invita a la inacción: Mientras que el sistema no se derrumbe no podemos hacer
nada, con lo cual hasta ese día lo mejor es esperar y no dar palo al agua. Este
defecto no se aplica a todos los patriotas, lógicamente, pero si a un gran
número de ellos.
Sobre el papel todo queda
muy bien pero lo importante es su aplicación en el mundo real, la teoría está
muy bien pero sin aplicación práctica no tiene ningún tipo de validez, con lo
cual, vayamos a casos concretos para ver si se da el supuesto secuestro de la revolución:
Hablemos primera de Europa
del este donde hay gobiernos fuertemente conservadores en el poder.
Podemos citar los ejemplos
de Polonia, Hungría o Eslovaquia que, aún teniendo gobiernos nacionalistas y
conservadores, con control de las fronteras, defensa de sus soberanía frente a
Bruselas, inmigración mínima,… existen movimientos de corte fascistas con un
dinamismo envidiable. Son muy conocidas, además de francamente impresionantes,
las manifestaciones en Polonia, por poner un ejemplo.
El caso de Hungría también
es destacable. Abro un paréntesis para reflejar la hipocresía de algunos que critican
a ciertos identitarios por ser liberales como si Orbán, el primer ministro húngaro,
no lo fuera también y eso no impide que sea alabado por estos críticos.
Pues bien, a pesar de que
el gobierno húngaro esté formado por ‘’conservadores liberales’’ existe Jobbik,
organización con fuerte presencia en el parlamento y fuerzas paramilitares en
las calles de corte claramente fascistas.
Estos ejemplos son
extensibles a gran parte de los países de Europa del Este incluyendo las
repúblicas bálticas. Los conservadores no han absorbido a los patriotas más
radicales, al contrario, el crecimiento se ha producido de manera paralela.
Convendría estudiar hasta qué punto ambos movimientos se retroalimentan, pero
ese ya es otro tema.
Algunos podrían reprochar
que no se puede tomar a Europa del este como ejemplo en tanto que su pasado
bajo la órbita comunista ha hecho que ahora el patriotismo y la defensa de la
identidad sea una de las señas de identidad de sus comunidades.
Sin embargo, el fenómeno
puede observarse también en Europa occidental. Tomando nuevamente a Francia
como ejemplo, podemos observar como el auge del Frente Nacional, que se ha
moderado con años, no ha borrado del mapa a grupos como Generation Identitaire
considerablemente más radicales. Nuevamente se da un crecimiento paralelo.
¿Cómo
es esto posible?
Básicamente porque en
estos movimientos patriotas la militancia está claramente diferencia del voto:
Un joven de Generation Identitaire puede votar al Frente Nacional en el próximo
mes de abril y a nadie se le ocurriría negar su compromiso con la causa ni
acusarle de ser ‘’mal patriota’’.
Del mismo modo hay que
entender que el Frente nacional recoge principalmente el apoyo de personas adultas
mientras que los grupos más radicales son eminentemente juveniles.
A partir de estos dos
principios, se entiende perfectamente la complementariedad de las dos
corrientes y el fenómeno de crecimiento paralelo entre ambas.
En España esto no funciona así. Militancia y voto sí que van unidas. La
mayoría de agrupaciones se encuentran obcecadas en presentarse a unas elecciones
en las que jamás van a obtener representación. Con esfuerzos sobrehumanos
logran acudir a unos comicios tras otros a sabiendas de que no van ni a
acercarse a los grandes partidos. Esto es así principalmente porque estos
partidos provienen principalmente de la Transición, momento en el cual sí que
tuvieron un apoyo en las urnas superior al actual y entienden, teorizo, que el
retirarse de la lucha electoral sería un paso atrás.
Nada más lejos de la
realidad, tenemos el ejemplo de Hogar Social Madrid, que sin presentarse a
ningún tipo de cita electoral (Por el momento) es una de las instituciones más
conocidas y apoyadas del ámbito nacional nacional.
Es por ello que más
valdría orientar todos los esfuerzos a una militancia activa en las calles y
dejar la lucha electoral a los de la ‘’disidencia
controlada’’.
Para concluir debemos
tener en cuenta que el fascismo llegó a Europa en el periodo de entreguerras de
una manera radical y revolucionaria, pero hay que tener en cuenta que la
sociedad de los años 20 y 30 no se parecía en absolutamente nada a la actual:
El patriotismo, la defensa de la familia, la hombría, la espiritualidad,… eran
rasgos característicos de las sociedades europeas. Del mismo modo, la Primera
Globalización había caído fruto de la Gran Depresión y las consecuencias
económicas de la I Guerra mundial. Se entiende por tanto que era un contexto
totalmente diferente.
Pensar que de la actual
posmodernidad se va a pasar al nacionalismo más exacerbado es absurdo. Estos
partidos identitarios crearán, de llegar al poder y cumplir sus programas, un
panorama político, económico, social y cultural similar al de los años 30,
puede que incluso más favorable: Hoy por hoy, podemos considerar al comunismo
como completamente aniquilado y la presencia de milicias y grupos paramilitares
en las calles es nulo. Del mismo modo, los partidos socialdemócratas se hunden
en todo Occidente, quedando como único grupo con cierto apoyo los neoliberales.
Gran parte de los rivales históricos del fascismo de los años 30 y 40 ya no existen.
Imaginémonos por tanto, un futuro en que la caída de la Globalización haya
arrastrado también al propio neoliberalismo.
Sin más cierro aquí este
texto donde he recogido mi opinión personal sobre el tema. Huelgo decir que mi
intención no ha sido ofender a nadie ni menospreciar a ninguna formación del
movimiento patriota en España, pero así es como veo las cosas. Sin más, un
saludo.
existen otros "identitarios", igual que te puede sorprender otros analistas sobre inmigracion y sus tendencias politicas:
ResponderEliminarhttps://esfuerzoyservicio.blogspot.com.es/2017/02/la-inmigracion-masiva-y-la.html
Tomas
http://www.freepdf.info/index.php?post/Lina-Juri-Arquitectos-del-engano
ResponderEliminarcreo que tepuede interesar, seguro que todo no es cierto....pero.....
tomas
Buenas, creo que estaría bien una entrada actualizada para poner en cuarentena a muchos de estos partidos de la denominada "alt right" europea, ya que el 90% de ellos se han puesto del lado de los separatistas: Geert Wilders y Nigel Farage son pro-separatismo, el FPO austriaco igual, un par de diputados de Afd también, la Liga Norte más todavía... Solamente Marine Le Pen ha afirmado que CAT es España. Otros partidos nacionalistas europeos que defienden la catalanidad de España son el NPD alemán, Britain First, Forza Nuova en Italia, Amanecer Dorado en Grecia (los más radicales, vamos). Saludos y mucha fuerza
ResponderEliminarMuy buenas y gran aporte.
EliminarPersonalmente confiaba en un futuro ''frente patriota europeo'' que ayudase en el desmantelamiento de la UE pero la realidad me ha estallado en la cara (A mi y a muchos otros) Me temo que una visión simplista les ha llevado a creer que la ruptura de España podría perjudicar a la UE. Sea como fuere, no hay excusa.
Queda demostrado que España está sola en la lucha por su supervivencia, a pesar de que esta ''alt right'' pueda seguir siendo útil para los puntos comentados en este artículo. Podemos decir que son un buen remido a la globalización (amenaza global) pero para el caso concreto español no servirán de nada.